Nos han quemado una parte del monumento, la patera, pero no nos podrán quemar las ilusiones y el compromiso de trabajar por un mundo mejor. El monumento, como el Ave Fénix, volverá a aletear en estas tierras para anunciar que aún existen seres humanos comprometidos con sus semejantes, y nada ni nadie podrá impedírnoslo. Ya tenemos casi hilvanado el nuevo monumento, en el que también se verá reflejada la cara oscura de las miserias humanas.
Aldeacentenera viene desarrollando programas de cooperación desde hace veinte años. Al principio, fueron actividades puntuales con grupos procedentes de Etiopía, Rumania, Somalia, Azerbaiyán…, siempre concertados desde el ayuntamiento con las asociaciones del pueblo.
Nuestro pueblo sufrió la sangría de la emigración desde hace más de sesenta años: Argentina, Cuba, Brasil, Alemania, Suiza, Francia, Madrid, Bermeo, San Sebastián, Barcelona… Nos quedamos en poco más de 1.000 habitantes sobre los 2.500 que censábamos antes.
Por otro lado, hemos visto volver a muchos de fuera para vivir aquí y tratar de levantar a sus familias desde esta humilde tierra; a ellos y a los que dejaron en sus lugares de origen.
¡Qué mejor para recordar esta historia que un monumento permanente que refleje la inmigración y la emigración, realizado, además, por artistas de varios lugares y sensibilidades…!
Los españoles, los extremeños, somos la argamasa de más de treinta civilizaciones que pasaron y vivieron en estas tierras y nuestro mestizaje hizo otro tanto allá donde fueron. Razón de más para recordarlos sin tapujos ni prejuicios.
El sentimiento general y el mejor valor de Aldeacentenera son sus gentes. Por ello, el monumento se levantará como un símbolo al mestizaje que nos unió, pero también por lo mucho que sufrieron los aldeanos, los extremeños, españoles, africanos, hispanoamericanos, europeos y todos aquellos que, como fruto de la injusticia y la desigualdad reinantes en el mundo, hubieron de abandonar sus casas y sus familias para buscar algo mejor de lo dejaron atrás para subsistir. Lo hicimos nosotros un día y hoy lo hacen, desafortunadamente, muchos más.
Ni el racismo ni la xenofobia de quienes se han manifestado en algunos diarios digitales «aplaudiendo» la quema del monumento, no podrán con este sentimiento de solidaridad y cooperación tan solidariamente expresado por mi pueblo, una humilde aldea. Aldeacentenera, donde estos valores forman parte de su bandera y de su más preciada savia de pueblo honrado y trabajador.
Juan Francisco Monterroso Rubio, es alcalde de Aldeacentenera
Acabo de enterarme de la destrucción de la patera, aunque por mucho que se empeñen no van a acabar con su simbolismo. Mi más enérgica condena por este acto de desmemoria y algunos de los comentarios que he leído sobre el asunto. También quería enviarle a Quico Monterroso un mensaje de ánimo para que siga con sus proyectos y su vitalidad, que mantiene desde que le conocí, hace ya muchos años. Y que sepa que puede contar con mi colaboración en todo aquello que necesite.
Fuerza y un saludo